Puertas cerradas. ( I )

 

“Quien no pueda humillarse 
ante sí y ante su amada, no ama.” 
(Søren Kierkegaard)


...2022
El golpe inicial del agua fría sobre la cabeza siempre la hace centrarse en el instante. No importa cuantos infiernos porte sobre sus hombros. El ritual de la ducha la purifica desde fuera arrastrando hacia abajo todos los lastres, también los internos. Centra todas sus energías en dejar que el influjo del agua arrastre todo aquello que ya no desea y lo deja ir por el desagüe. 

Es la misma sensación que experimenta tras cerrar una puerta, sabe que no querrá volver a abrirla y el hecho de sentir el clon del pestillo, confirma lo aislado al otro lado, hace que el efecto la libere. 

Abre más el paso del agua, la presión de ésta hace que su pelo se empape más rápido y el dolor inicial sobre la piel pasa de doler a solo aliviar. Cierra la presión hasta dejar un leve chorrito que cae sobre el centro de su cabeza. Tampoco es cuestión de tirar la casa por la ventana derrochando recursos comunes. Ya sabe que necesita poco para sacar gran beneficio de ese ritual personal. Apoya ambas palmas sobre los azulejos de la pared y deja que el agua siga buscando los descensos por la geografía del cuerpo. 

Lo acaba de hacer. Ha cerrado un nuevo capitulo de su vida. Las pulsaciones tras el contraste del agua helada vuelven a recuperar su ritmo y el cerebro cae en ese estado de helamiento tan deseado y reconfortante. Cierra los ojos y se deja llevar. Se sobresalta un minuto después. Un recuerdo invade ese momento. Lo deja pasar a través del filtro de la memoria.

... 1998

Misma mujer, otro baño, otra ducha, otra puerta cerrada con pestillo. Antes de desnudarse, soltó la correa del reloj de la muñeca. Pensó en que a esa hora ya estaría a muchos kilómetros de distancia. Y aunque dolía como cien mil infiernos, su sentido común le decía que era lo mejor. El dolor estaba amortiguado por la frialdad del agua, entonces era noviembre, su mes favorito del año. Respiró bajo agua helada. No sintió la derrapada de frenada del coche que acababa de llegar. 

— Meg, termina. J está aquí. Dice que quiere hablar contigo. 
La voz de su amiga la sacó del momento aislado del mundo. 

—Dile que no estoy. 
Siguió bajo el agua, sin moverse, con el corazón, caliente, bombeando en un puño.  

—¡Abre!
La voz de J junto al otro lado de la puerta era aclaratoria, Sue no tuvo opción de mentir. Al otro lado J y su impaciencia giraron el tirador de la puerta varias veces, intensificando el gesto con intensión de conseguir que el engranaje cediese.

—Me estoy duchando —respondió ella— por dios J lárgate. 
—Ábreme. Tenemos que hablar. 
—No me jodas J, ya lo hablamos anoche. No voy a hablar contigo. Vete.
—Abre o te juro que tiro la puerta. 

Megan cerró el grifo mientras gritó.
—¡Te he dicho que te vayas —pensó en abrir, sabía que él era capaz de tirar la puerta, en cambio abrió de nuevo el grifo a toda presión como si ese gesto  del torrente del agua fría sobre ella la apartase de la realidad— ,vete y deja que me duche en paz!

La puerta se cimbreó por el efecto del movimiento del tirador. El hombre golpeó un par de veces con mayor fuerzas. El marco vibró por la sacudida. La golpeó y calculó donde hacia resistencia.
—No me obligues Meg.¡No me he dado la vuelta a cuarenta kilómetros para largarme sin ti —paró— . Ábreme. O la voy a tirar. 

El ambiente en aquella pequeña recamara se hizo tan intenso que se podría captar desde fuera. Megan se giró hacia la puerta... lo conocía muy bien. 
—¡Estoy desnuda!
—Y yo cabreado. 

Fue lo que escuchó antes del impresionante golpe de patada sobre la puerta, seguido por la entrada de él al baño. Megan salió de la ducha sin cerrar el grifo para enfrentarlo de frente, al mismo tiempo que J se abría camino hacia el interior. Antes incluso de escucharla, vio como la cabeza de Sue asomaba por detrás de él en busca de su aprobación .
—¿Quieres que llame a la policía? —el rostro de preocupación de su amiga era revelador, levantó la mano enseñando el móvil— ¿Grito para que acudan los vecinos?

J había estado llorando. Ella negó con un gesto a su amiga mientras se acercó a él sin quitarle la mirada. Un momento como aquel era justo lo que había intentado impedir la noche anterior cuando hablaron.  
—¿La tenias que romper, no? 
—Tu no ibas a abrir. Y yo no me voy a ir sin intentarlo otra vez.  

"Otra vez no" Pensó recordando la noche anterior. J le había comunicado su deseo de llevarla con él a Toledo. Tenia trabajo garantizado allí los próximos ocho meses sin cambiar destino. Pero debía de estar incorporado en cuarenta y ochos horas en el puesto de trabajo. La empresa se lo había comunicado esa misma tarde. Quería que ella le acompañase. Llevaban juntos unos meses, tiempo suficiente para que Megan además de enamorarse hubiese descubierto en su pareja debilidades infranqueables para su forma de entender la vida. Estaba buscando una salida a ello, le quería y la buscaba con esperanzas, pero irse a vivir con él no era una viable. 

Pasaron varias horas hablándolo aquella noche. No encontraron un punto de convergencia. Él quería a toda consta llevarla consigo. Ella prefería volver a casa de sus padres al terminar aquel trabajo y ver como reaccionaba J. Comprobar si era capaz de encausar primero su vida por él mismo. Una vez más terminaron discutiendo por las mismas razones. Cada uno se marchó enfadado a sus respetivos domicilios. No sin antes dar por concluido el fin de aquella relación. 

Megan no había pegado un ojo. Se sentía culpable. Le quería. Pero no estaba dispuesta a correr un riesgo tan grande junto a ningún hombre. No importaba lo que su corazón le gritara. Su sentido común en un brutal silencio, era mucho más certero que todos sus sentimientos bramando al unísono. Aún así había sido muy doloroso romper con él. Tenía miedo de lo que pudiera hacer en un brote de hombría frustrada. Rompió sus pensamientos cuando sintió su contacto. 

—Por favor, piénsalo. Si necesitas unos días puedes venir después. Buscaré algo para que vivamos los dos —la cogió de la mano mientras se lo volvía a pedir—. Pero no me dejes ir solo. Si no es por ti no será por nadie y lo sabes. 

—No vayas por ahí, sabes que no puedo. Lo sabemos —se intento soltar de la mano para coger una toalla y taparse —, es mejor dejarlo así. Te lo dejé claro. Tienes que dejar de consumir por ti mismo yo no puedo obrar el milagro. 

J no la dejó apartarse, agarró con más fuerza la mano y se puso de rodillas. Los hombres como él nunca se arrodillaban ante nadie, jamás. Megan había tenido en aquella posición a más de uno, incluso más cerca, tanto que podrían haber contado cada vello púbico de haber dado esa orden. Pero los tipos como J no hacían esas cosas. 

—No me dejes. Por favor. Sé que eres la persona que necesito en mi vida. 

En pie, desnuda de cuerpo y alma, con aquel hombre arrodillado y suplicando... Megan se sintió la mujer más mala del mundo. Ella siempre era la apropiada para todos. Pero sabía que él no lo sería para ella. No a largo plazo. 


Continuará...

Comentarios

  1. Un hombre que se deja dominar por sus pasiones
    No es el compañero ideal para nadie

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    1. Ni siquiera para el mismo.
      Bienvenido a este mi rincón de la blogosfera.

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  2. Los brotes de hombría frustrada deberían ser decapitados... hay muchas mujeres en las tumbas por culpa de esos tarados.

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    1. Con una guillotina de filo romo, que doliera bien.
      Sin embargo Tor, en esta historia no van por ahí los tiros. J era un peligro solo para él y para aquella puerta. Con 575 kilómetros que recorrer y las mismas posibilidades de estrellarse a propósito. Era joven y estúpido... enamorado de alguien que nació ya mayor. Y hasta ahí puedo contar... de momento.

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  3. Un mal elemento para tener al lado, en eso del vivir emparejados.

    Un beso.

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    1. Pues sí... de hecho veintiséis años después sigue solo. Aunque dejó de ser aquel chico hace bastante años.
      Un beso.

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  4. Qué bien escrito. Ardo a la espera de la continuación... aunque el amigo Soren haya quedado un poquito fuera de foco con su afirmación.

    Abrazos.

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    1. No creas Carlos.. nunca doy puntada sin hilo.
      Hay tres cosas que suelo pensar antes de escribir un post y son la afinidad entre: el argumento de lo quiero compartir, la cita de la cabecera y la imagen. Es en lo único en que soy disciplinada... jajaja, luego soy un torbellino escribiendo. Y también algo puñetera, igual dejo a interpretación del lector algunas de las convergencias entre esos tres puntos de las entradas. Porque siempre es una sorpresa grata ver luego en los comentarios qué opináis.
      Abrazo.

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  5. Intenso, justo lo que necesito en estos momentos.
    Me quedo haciéndote compañía Megan.

    Besos.

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    1. Me agrada que te guste, no sé si resultará tan intenso... pero te aseguro que fue muy real. Es un placer recibir a una amiga de mis amigos en casa ;)
      Besos.

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  6. Quién no ha tenido turbulencias en su vida. Esos días de jodida locura...

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    1. Jóvenes y estúpidos... podría ser el titulo. Lo malo es que la protagonista nunca fue joven, ya nació muy mayor y controladora para sus propias emociones... una putada, vamos...

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  7. Bien. Ocurra lo que ocurra tengo bastante claro por lo que me toca que a veces hay que decir definitivamente adiós, aunque al instante te hinches a llorar como un gilipollas, a solas, y luego te tires media vida o toda entera echando algo de menos. Porque siempre surge una vida nueva que te llena casi todo.
    Olvidar, repito... eso ya es otra canción.

    Veremos que pasa...

    Xxx

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    1. La clave de esta historia está en la ducha del principio... A esa le aplico tu consejo y tu punto de vista sin pensármelo ya. La otra es una historia bonita que tiene bifurcaciones.
      Otro beso.

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  8. Un hombre niño, un ser humano que no es capaz de crecer ni hacerse cargo de sus frustraciones. Abundan, eso es lo terrible.
    Abrazos Megan.

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    1. J por entonces era un chico de 20 añitos. Era joven, algo insensato jugando con las drogas... pero buen niño.
      Pero sí, de eso que comentas abundan muchas personas. Y lo peor es que se reproducen.
      abrazo.

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  9. Me quedo esperando ese continuara..... Una bonita historia de amor. Por mi experiencia no creo en los que se arrodillan. No se tu. Mi experiencia amiga no tiene que ser la tuya a mi la vida amorosa me ha tocado muy duro. Avisa cuando pongas la continuación me dejas en esperas. Un fuerte abrazo. 💋

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    1. La vida amorosa de las personas no suele ser casi nunca tan idílica como se cuenta. Puede que me abra un poco más y cuente más a fondo la de Megan. :)
      Creo en el amor, en las puesta en escenas y hasta en las promesas si me aprietas. Eso sí, solo hasta que la verdad me demuestre lo contrario. Que por cierto hay una que siempre, siempre se abre camino...
      Un abrazo.

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  10. Diría que él demanda mucho. Y que Meg (ficticia o real) tiene algún motivo para desconfiar, para no dejarse llevar por todas sus emociones.
    Fue razonable tener una amiga cerca, para llamar a la policía, o gritar pidiendo ayuda a los vecinos. Por lo de tirar la puerta y lo que pudiera pasar.
    Besos.

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    1. Si aquello hubiese sido una escena real de violencia de genero, te aseguro que el peligro lo habría corrido el hombre de la historia. Conozco muy bien a Megan ;)
      Y sí, J demandaba mucho, tanto como la amaba. Suele pasar cuando una persona está enamorada, no piensa con claridad.
      Un beso.

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