Did you arrive home.

“El perro, posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valentía sin ferocidad, y todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios” 

(Lord Byron).

Tuve mi primer perro a los ocho años. 

Escribo tuve, porque fue el primero que llegó a casa bajo mi responsabilidad. Hasta entonces mis padres habían tenido cánidos en casa, siendo aquellos las mascotas familiares. Cuando D'Artagnan llegó a casa pasó a ser mi responsabilidad absoluta en lo relacionado a cuidados, y no la de mis padres como ocurría con los otros. Era un mastín español. 

Desde entonces no hay una etapa en la cual no haya compartido con un cánido mis experiencias de vida. Actualmente tengo un chihuahueño, sin cruces ingleses, ni asiáticos, puro americano. En cuarenta años desde D'Artagnan, es el único perro por el que he pagado, el resto todos han sido perros rescatados incluido aqul mastín español. Al principio me daba vergüenza admitir que lo compré. No por lo que los demás pudieran pensar al respecto, más bien por mi misma y por el pepito grillo de mi conciencia, que me recuerda cuántos animales sufren por el peso de los caprichos humanos. Para mi lo correcto es siempre la adopción. 

Sin embargo siempre he querido un chihuahueño por el reto que es educar a uno. Son razas complicadillas sino lo sabes educar para que sean animales equilibrados. Muchas personas los tienen por su reducido tamaño y porque ciertas personas influentes los pusieron de moda. Pero en cuanto te descuidas, se convierten en el tirano por excelencia de un hogar. Son animales con carácter que imponen su liderazgo. Para una hembra dominante como yo, siempre había sido el perro perfecto. Pero nunca hasta ahora había tenido tiempo suficiente para el adiestramiento de uno. Al menos el perfecto adiestramiento, no quería un chihuahueño humanizado, para eso me gustan más los perro de dos patas. 

En la actualidad no tenia pensado ampliar la familia. No a voluntad como me pasó con él. No obstante el otro día llegó mi hija de su trabajo contándome la historia de una american pit bull terrier de dos añitos aproximadamente. Una compañera tiene una asociación de rescates y acogidas. Estaban locos buscando alguien que la acoja porque el tiempo se le acababa. Ha pasado por cuatro acogidas con particulares desde que está con ella y por dos centros que la acogen mientras se busca con quién colocarla. El problema es que siempre la devuelven. Me contó mi hija que al no poderse hacer cargo de más perros esta chica por tener el presupuesto ajustadísimo, el animal tenia los días contados si no encontraban otra rápida acogida temporal o alguna solución. 

Para que se entienda lo de las acogidas, no se les dan a cualquiera. No es tan fácil como: "ay me gusta el perrito, es gratis, me lo quedo". Lo que prima es el bienestar animal, si no se pueden dar los requisitos necesarios, no hay acogida ni posterior adopción. El sacrificio desgraciadamente es la opción final para los perros "PPP"(perros potencialmente peligrosos) cuando va pasando el tiempo y no terminan por encontrar un hogar. Humanamente se hace todo lo posible, pero si no termina por darse en condiciones seguras para el animal y el humano... el perro pierde siempre. 

El american pit bull terrier encabeza esta lista de perros PPP, así que no es tan fácil colocarlos como a otros. Para quienes no entiendan de perros, aclarar que son una raza creada a través de diferentes cruces sobre el originario bulldog inglés. Como todo lo que hace el hombre en su empeño de joder al reino animal, en el siglo XIX se dedicaron en Inglaterra a cruzar diferentes razas para crear perros potencialmente agresivos para las peleas de sangre. Abolida la "ceba del toro", se necesitó una raza más pequeña para la "caza de ratas", otro "simpático" deporte, que dio lugar más tarde a las "peleas de perros" clandestinas. De ahí esa mala fama que precede a esta raza. 

La perra en cuestión tiene unos dos años, aunque cuenta para la ley con uno porque antes ni tenia cartilla, ni vacunas, ni nada más que una mierda de destino. Su primer propietario, de un barrio problemático de Sevilla internacionalmente conocido, seguramente la crío con fines lucrativos. Llegó al centro de recuperación de la amiga de mi hija con un año aproximado y lesiones de haber sido echada a pelear. Allí la curaron, pusieron al día de papeles y vacunas, castraron, reeducaron por un adiestrador canino y el siguiente año de su vida lo ha pasado en acogidas de un hogar a otro. Familias que les gusta al verla, que se la llevan a casa y que pasado unos días la devuelven. Explicar que en este tipo de centro, los animales no se pueden quedar para siempre, solo son centros donde se curan y se reeducan, pero luego hace falta gente de bien que se encargue de ellos. Bien proporcionando un hogar físico, o incluso un apadrinamiento económico. 

Mi hija nos ha pedido acogerla. Con la condición de que ella se hará cargo de los gastos económicos y yo de ver qué cojones le pasa para que nadie se quiera quedar con ella. Sé que asumo un riesgo alto, pero también que si hay un hogar para un animal así es el mío. Pese a que en casa ya vivimos dos dominantes, mi chihuahueño y yo. Le pedí al educador canino que la trajese a casa para conocerla y sobre todo para ver si mi perro puede adaptarse. Pienso que un Chihuahua debería encabezar esa lista de perros PPP, pero claro, pese a ser una raza más inestable y que muerden más al hombre que los pit bull, su mordedura y agarre no tiene ni punto de comparación. A mi por consiguiente, conociendo lo territorial que es mi can, lo que me preocupaba era él y no ella. Un perro pequeño en ese aspecto impositor, es un mal detonante para la reacción de uno de mayor envergadura.

Cuando el chico la bajó de la furgo, tuve que contener la respiración. ¡¡La ostia!! ¡Menudo ejemplar! Veinticinco kilos de pura fibra muscular, una boca que se tragaría a Dios por los pies y la fuerza de un reactor. Definitivamente no es un perro para cualquiera. Mientras me acercaba a ellos, pensé en todas esas noticias de pit bull que atacan a propietarios. Tengo mordeduras, vale. No me dan miedo los bichos si he de imponer quien manda... eso me ha llevado a sufrir daños en alguna que otra ocasión... pero joder, si esa perra me muerde me arranca el brazo fijo. Es algo a tener cuenta. La genética es lo que es. Tiene su gran porcentaje de culpa, pero luego está la educación. Y claro... no es un cachorro, sino una perra adulta con una vida peculiar que no conozco al 100%. Es un riesgo y solo cuento con la confianza de un educador canino que me asegura que la perra es estable... pero no deja de ser un animal que si se descontrola puede matar a una persona. Hay que tener las ideas muy claras y la mente muy fría al respecto. 

Me acerqué en una primera toma de contacto. Mi primera impresión fue que estaba dispersa. Necesita estar muy encima de ella, no tiene referente humano como vinculo de manada(aunque obedecía al educador si se imponía por contacto), eso se ve a leguas si entiendes un poco. No acata ordenes, eso es malo. No te mira. No busca el contacto de aprobación con ella. Para mi es fundamental que mis perros me puedan mirar a los ojos,  es algo que me gusta imponer en mis perros y que creo fundamental en la relación humano/perro. Una mirada apoyada con un leve gesto y basta para entenderse sin usar el lenguaje fonético. El chico me pasó la correa y comencé a pasear con ella. Casi tengo un orgasmo al sentir su fuerza motriz (otra cosa que educar). Cuando terminamos, le di un par de ordenes que no obedeció, hay mucho trabajo. Entonces hice eso que hago con la mirada, claro que con un animal de esas dimensiones... el entrenador se quedó un poco violentado al ver que ponía mi cara a su nivel. A ver... no soy gilipollas, jamás me pondría en situación de que un perro me arranque el careto si no es porque me estaba diciendo justo lo que yo ya había intuido. Que es noble aunque dispersa y no asimila bien las ordenes, pero no es un peligro. 

Me agaché hasta su altura, le cogí la cara con las dos manos y la hice mirarme mientras le decía en un tono tranquilo: "has llegado a casa". El animal se echó al suelo. Le acaricié y se tumbó panza arriba. "¡Buena chica!" Exclamé y me puse en pie. Tocaba la prueba de fuego. Entre por mi pequeñajo que salió como un terminator, pura furia ladrando, gruñendo, he intentando morder cada vez que lo acercaba a ella. Eso era lo que me preocupaba del asunto. Sin embargo la hembra ni se inmutó. En dos ocasiones dejé que mi perro la marcase con la boca, leve, sé que él pese a tanta puesta escénica no muerde, solo marca, conozco a mi perro. Y quería conocerla ella. No se defendió. Una hora más tarde paseaba con ellos por la calle ataos al mismo correaje. Dos horas y medias después estaban dentro de mi parcela correteando los dos como potrillos por medio de los naranjos. 

En un par de días la volverán a traer. Repetiremos de igual modo y después de unos diez días o dos semanas  se quedará... a partir de entonces ella pasará a ser mi responsabilidad. Me consta que no va a ser fácil, pero... la miré y me vi reflejada, pude sentirme identificada con aquel animal roto. ¿Cómo no iba a darle una oportunidad? Yo sé lo que es estar en un eterno llegar a casa sin terminar el camino nunca. Ella al menos va a encontrar el punto exacto donde termina el peregrinar del suyo. La haré mía y le daré la seguridad y la vida que merece, la que otros no le han sabido proporcionar. Es el deber de todo dominante, conocer los puntos débiles de la manada y no usarlos para su beneficio sino más bien para proteger a los miembros menos agraciados de esta.