Mujeres al móvil.

"El espectáculo de lo bello, en cualquier forma en que se presente, levanta la mente a nobles aspiraciones". 

(Gustavo Adolfo Bécquer)

En el móvil suena aquella canción que de pronto parece que ha cambiado su melodía. Ahora es estridente y molesta. "Tengo que cambiarla" piensa ella mientras acepta la llamada. Al otro lado está su mejor amiga. Llevan juntas más tiempo que nadie de los presentes, justo desde que tenían cinco años.

— ¿Chochi buenos días, cómo estás?

— Bueno, no sabría que decir. Supongo que bastante bien. Naaa... se me pasará en unos días.

Por dentro grita de desesperación al ver que está tan mal que ni ha dado los buenos días a su amiga. Sin embargo sigue intentando que no se note mucho, así es ella.  

—Eso seguro miarma, tú eres muy fuerte.

Le responde su amiga tratando de recordarle quien es. 

En su cabeza todo gira vertiginosamente y de pronto pasa de sentirse como el culo, a dar una carcajada mental mientras recuerda la imagen que le ha devuelto el espejo esta mañana. 

—Pues sabes lo qué te digo nena, que igual prefiero que el drama me dure un par de semanitas más, o unos meses. Porque si no fuera porque tengo los ojos como el coño de una camella de llorar, el resto estoy de puta madre. 

—¿Pero qué coño dices?

Le pregunta su amiga conteniendo ya la risa. Conociéndola espera cualquier canallada recurrente de las suyas. 

— Tú qué crees... joder, que solo han pasado cinco días y he perdido ocho kilos, sin dieta, sin pasar hambre y sin nada de nada de estar sufriendo para rebajar peso. Me pongo unas gafas de sol y estoy divina de la muerte. Un par de semanas más y cuando vuelva para devolverme mis cosas dejo que se las quede y le doy las gracias por llevarse también los kilos que me sobraban junto a mis ilusiones.

—Lo ves tía, si al final nunca hay mal que por bien no venga.

Risas a dúo. 

Si te tienen que crucificar, por lo menos que quedes de puta madre expuesta en la cruz. ¿No te parece?