LO QUE LA VERDAD ESCONDE.

“Yo tengo más respeto para un hombre que me permite conocer cual es su posición, incluso si está equivocado. Que el otro que viene como un ángel pero que resulta ser un demonio.” (Malcolm X)

Siempre he valorado la curiosidad nata del ser humano en relación a un sentimiento inquisitivo por querer conocer más allá de lo evidente. No tengo claro si todos los que crecimos como hijos únicos fomentamos esa parte de la personalidad, pero conozco a otros como yo a los que vivir sin hermanos les llevó a crecer investigando de un modo diferente. Primero el mundo más cercano para ir luego abriéndose a las periferias y expandiendo esa curiosidad y esa forma peculiar de buscar respuestas.  

Sin embargo la curiosidad de los niños en algún momento del viaje sufre mutaciones y en el peor de los casos se convierte en algo que se inclina más al prejuicio que al querer conocer, más a la hipocresía y al oscurantismo que al saber. 

Es entonces cuando las verdades absolutas cobran todo sentido y la verdad relativa pasa a ser de razonada y debatida, a convertirse en la justificación que muchos adoptan como su verdad.  

Yo hace mucho que dejé de pelear verdades. De ondear banderas que no me representan como individuo, los colectivos no suelen ir con mi personalidad. Y pese a ello... a menudo desearía ser el niño curioso que ambiciona conocimientos, creer... confiar en los demás.  Pero al final me doy cuenta que en este mundo de idiotas... merece la pena ser ingenuo y pasar por parecer uno de ellos.